viernes, 15 de septiembre de 2017

“Mater Dolorosa”

En la devoción mariana de muchos pueblos cristianos, la “Virgen Dolorosa”, también llamada la Virgen de la Soledad, la Virgen de la Piedad, o la Virgen de las Angustias, regala a la espiritualidad de la cruz un tono maternal y femenino que expresa la valentía y la fortaleza del creyente frente a los sufrimientos. La fiesta de Nuestra Señora de los Dolores es una señal de la cercanía de Dios, a través de María, con todos los que sufren: “dichosos los que sufren porque ellos serán consolados”.

Nos recuerda el Papa Francisco que: “María, que con su “sí” ha abierto la puerta a Dios para deshacer el nudo de la antigua desobediencia, es la madre que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que él desate los nudos de nuestra alma con su misericordia de Padre”. El sí de María estuvo marcado por el dolor, que combatió con la confianza en Dios, y por el sufrimiento que combatió con su fortaleza frente a la adversidad.

María, Nuestra Señora de los Dolores, nos enseña que el sufrimiento tiene sentido a la luz de la Cruz de Jesús. Nos recuerda que la fe cristiana no termina en un fracaso, porque luego de la cruz brilla la luz de la Resurrección. Nos reafirma en la esperanza, ya que la palabra del Señor no puede nunca fallar. Nos fortalece en las tempestades de la vida con la certeza de que el que padeció en la Cruz para salvarnos nunca nos dejará en soledad, siempre estará a nuestro lado hasta que lleguemos a su lado. 
R.P. Guillermo Inca Pereda
Secretario General Adjunto

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