La
devoción a la Virgen de las Mercedes en el Perú se remonta a los tiempos de la
fundación de Lima. Consta que los Padres Mercedarios, que llegaron al Perú
junto con los conquistadores, habían edificado ya su primitiva iglesia
conventual hacia 1535, templo que sirvió como la primera parroquia de Lima
hasta la construcción de la Iglesia Mayor en el 1540.
Los
Mercedarios no sólo evangelizaron a la región sino que fueron gestores del
desarrollo de la ciudad al edificar los hermosos templos que hoy se conservan
como valioso patrimonio histórico, cultural y religioso.
Junto
con estos frailes llegó su celestial patrona, la Virgen de la Merced, advocación
mariana del siglo XIII. Hacia el 1218, San Pedro Nolasco y Jaime I, rey de
Aragón y Cataluña tuvieron por separado la misma visión de la Santísima Virgen
que les pedía la fundación de una orden religiosa dedicada a rescatar
pacíficamente a los numerosos cautivos cristianos que estaban en poder de los
musulmanes. Se entregaban ellos mismos como cautivos de los musulmanes como
intercambio de los infelices que sufrían esa desdicha.
Esta
Orden de la Merced, aprobada en 1235 como orden militar por el Papa Gregorio
IX, logró liberar a miles de cristianos prisioneros, convirtiéndose
posteriormente en una dedicada a las misiones, la enseñanza y a las labores en
el campo social. Los frailes mercedarios tomaron su hábito de las vestiduras
que llevaba la Virgen en la aparición al fundador de la orden.
La
imagen de la Virgen de la Merced viste totalmente de blanco; sobre su larga
túnica lleva un escapulario en el que está impreso, a la altura del pecho, el
escudo de la orden. Un manto blanco cubre sus hombros y su larga cabellera
aparece velada por una fina mantilla de encajes. En unas imágenes se la
representa de pie y en otras sentada; unas veces se muestra con el Niño en los
brazos y otras los tiene extendidos mostrando un cetro real en la mano derecha
y en la otra unas cadenas abiertas, símbolo de liberación. Esta es la
apariencia de la hermosa imagen que se venera en la Basílica de la Merced, en
la capital limeña, que fue entronizada a comienzos del siglo XVII y que ha sido
considerada como patrona de la capital.
Fue
proclamada en 1730 "Patrona de los Campos del Perú"; "Patrona de
las Armas de la República" en 1823; y al cumplirse el primer centenario de
la independencia de la nación, la imagen fue solemnemente coronada y recibió el
título de "Gran Mariscala del Perú" el día 24 de septiembre de 1921,
solemnidad de Nuestra Señora de la Merced, desde entonces declarado fiesta
nacional, ocasión en que cada año el ejército le rinde honores a su alta
jerarquía militar de "Mariscala". La imagen porta numerosas
condecoraciones otorgadas por la república de Perú y sus gobernantes e
instituciones nacionales. En 1970 el cabildo de Lima le otorgó las "Llaves
de la ciudad" y en 1971 el presidente de la República le impuso la Gran Cruz
Peruana al Mérito Naval, gestos que demuestran el cariño y la devoción del Perú
a esta advocación considerada por muchos como su Patrona Nacional.
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